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Sillene era una ninfa del reino de los muertos, donde Diana bajaba a menudo cuando no estaba en la luna o cazando en el bosque. Habiendo encontrado un camino en la oscuridad de la tierra para ascender al mundo de los vivos, la ninfa apareció de noche en la hierba de un prado. Aquí encontró un pastor durmiendo junto a sus ovejas, iluminado por la luz de un vivac. Era joven y guapo, y Sillene se enamoró. Así, cada noche, comenzó a dejar el reino de los muertos y a ascender a la Tierra, mirando hacia fuera para ver al pastor durmiendo. Desafortunadamente la terrible Diana se dio cuenta y castigó a la ninfa convirtiéndola en un manantial que aún vierte aguas saludables. La historia fue encontrada en una vieja nota manuscrita de un párroco, en cualquier caso tan fascinante que dio su nombre a un balneario termal de Chianciano. Lo más probable es que Sillene sea una corrupción de Selene, otro nombre para Diana, o Sethlas, una deidad ctónica etrusca. La etimología no es segura, pero el vínculo entre las aguas de Chianciano y las de los etruscos y los romanos sí lo es, como lo demuestra el extraordinario museo delle Acque, rico en hallazgos de ese período y en gran parte funcional a los manantiales. No es una coincidencia que las actuales piscinas termales (en el complejo de Sillene), estén dedicadas a Theia,otra antigua deidad, ligada a la tierra y a la luna.